En el entorno rural el seguro agrario puede parecer innecesario, pero cada vez se hace más importante que quienes desarrollan su actividad económica en el campo tengan en cuenta esta opción. El cambio climático y sus consecuencias como las eventuales sequías e incendios son algunos de los escenarios que deberás enfrentar solo si no cuentas con un seguro de este tipo.
¿Qué es el seguro agrario?
Un seguro agrario es un servicio que sirve tanto a agricultores, ganaderos, acuicultores y propietarios que quieren protegerse ante riesgos imprevisibles y no controlables. Los seguros agrarios están pensados para las producciones agrícolas, ganaderas, forestales y acuícolas.
Estos eventos generalmente tienen unas consecuencias económicas o materiales que el asegurado no podría cubrir solo con su capital. El seguro agrario no es obligatorio pero sí absolutamente recomendable.
Dentro de los productos ofrecidos por las empresas aseguradoras al sector agrario existen cuatro tipos de seguros, dependiendo de la actividad específica ejercida por el tomador:
- Seguros agrícolas: destinado a los cultivos.
- Seguro pecuario: para quienes tienen actividades relacionadas con la ganadería vacuna, equina, ovina, caprina y porcina.
- Seguro acuícola: cubre tanto la actividad marina (atún, besugo, corvina, dorada, lenguado, lubina y abalón); como la marina para mejillón y la acuicultura continental (trucha y esturión).
- Seguro forestal: campos de coníferas, frondosas y arbustivas con finalidad comercial.
Otras formas de seguro que no entran dentro de este esquema pero que también ofrecen las aseguradoras son los seguros de maquinaria o el multirriesgo agropecuario.
Subvenciones: colaboración público privada
Las características y naturaleza del seguro agrario hace que esta póliza sea la única que cuenta con subvenciones. Esto significa que hay una alianza entre instituciones públicas y privadas para acercar este tipo de pólizas al sector agrario. Este sistema de cooperación público-privada está vigente desde 1978.
Para contar con una subvención el contratante debe estar dado de alta en el Control de Acceso a Subvenciones. Una vez tramitada la subvención, por lo general el Estado entrega la subvención una vez se abona la prima a la compañía de seguros. A esto se conoce como seguro agrario combinado.
En esta estructura entran en juego las instituciones estatales como la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP) y el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS); además de las Comunidades Autónomas. ENESA es el organismo más conocido por sus labores de negociaciones de contratos, mediación en el establecimiento de tarifas y la gestión de subvenciones.
En el ámbito privado se agrupan las entidades coordinadas por Organizaciones Profesionales Agrarias y las Cooperativas y el lobby Agroseguro. Dentro de este lobby recae la gestión y seguimiento de buenas prácticas tanto de las empresas aseguradoras como del Estado. De esta manera, se encarga de la gestión de contratos, la resolución de incidencias entre compañías de seguro y asegurado, y la coordinación de subvenciones.
¿Qué puede cubrir el seguro para la actividad agraria?
Dependiendo del producto contratado habrá una serie de factores a cubrir y contemplar. Los seguros agrarios están diseñados para cubrir los desastres y contingencias naturales que pueden arremeter con consecuencias económicas y poner en riesgo la producción del contratante.
En lo relativo a los riesgos sobre cosechas, hay una cobertura por pérdida total o parcial de cosecha por causas naturales entre las que se contemplan heladas, incendio, inundación, lluvia, pedrisco, sequía y vientos. El capital asegurado se calcula considerando el valor de la producción, los rendimientos esperados y el valor de los bienes.
Cuando se trata de una actividad que envuelve ganado, entonces las pólizas ofrecen servicios relacionados con la explotación de ganado como la retirada y destrucción de animales muertos, accidentes, enfermedad o epizootia, así como sequía en pastos. El descenso en la salinidad o las variaciones extremas de temperatura son coberturas claves en el caso del seguro acuícola.
Si bien estos son aspectos generales, es recomendable que al contratar un seguro tengas en cuenta detalles como el período de carencia, o el reporte de incidencias y cobro de posibles indemnizaciones. Las compañías de seguro muchas veces ofrecen también bonificaciones. Por ello puede ser de utilidad contar con asesoría por parte de una correduría de seguros en estos temas.
Cabe destacar que dentro del pacto por el que se establece la colaboración entre el Estado y las compañías de seguro queda estipulado que las aseguradoras no están autorizadas a rechazar la protección de un agricultor o ganadero. De la misma forma, queda convenido que la aseguradora debe incluir en sus contratos toda la superficie de producción del tomador.